En el partido de ida, de visitante, la Corte Suprema tuvo que soportar el asedio del equipo contrario. Según la prensa se fue con una derrota aunque -convengamos sobre la peculiaridad del match- se trata de uno en el que visitante no puede contragolpear. Así se hace difícil, habrá pensado el Presidente Lorenzetti, que mostró una frustación igual a la que no pudo reprimir Samuel Alito en el Discurso del Estado de la Unión de 2010, cuando Obama criticó la sentencia de Citizens United sobre financiamiento de los partidos políticos. Ayer, las acusaciones fueron muchas: algunas más tangenciales, como el sayo más grande a toda la justicia respecto del enjuiciamiento de los que «vaciaron» el país (especialmente, en el caso Aerolíneas) o la comparación entre lo que los jubilados terminaron cobrando con el índice de actualización del Gobierno vis a vis el de Badaro. Pero hubo dos golpes directos, en el punto más álgido del discurso: la investigación, liderada por la Corte Suprema, sobre el atentado a la Embajada de Israel y la defensa de los ex-combatientes de Malvinas, a quienes recomendó ir a la Corte Interamericana. En el medio, hubo un señalamiento general al Poder Judicial y su costumbre de inmovilizar políticas públicas a través de cautelares, práctica que consideró contraria al principio de división de poderes.
Mañana será la revancha, en el discurso de apertura del Año Judicial y allí Lorenzetti jugará de local. Pero antes de entrar en esas lides, veamos lo que la prensa destacó del discurso presidencial:
Mario Wainfeld (Página 12): «Una despedida a su manera»
«La oradora reclamó que la Corte Suprema rindiera cuentas sobre la investigación del atentado a la Embajada de Israel. La Corte menemista era presidida por el juez Ricardo Levene (h.), una momia que se movió poco. La causa fue un fiasco total. Jamás se supo nada ni tampoco se le dio un cierre en forma legal. La actual y más meritoria composición de la Corte tampoco avanzó o siquiera informó. Se puede inferir que la abandona por imposible pero es correcto pedirle que se haga cargo.»
«Al Poder Judicial en general, y a la Corte en particular, les cupo un reproche por su transigencia con las medidas cautelares express que salen como por tubo, tras abundantes fórum shopping. Es otro hecho real, que exorbita las potestades de ciertos jueces. Seguramente el presidente del máximo tribunal, Ricardo Lorenzetti, se hará cargo de esos cuestionamientos del discurso cuando “abra el año judicial”, una costumbre que inventó para instalar su figura en el ágora.»
Fernando Cibeira (Página 12): «Una respuesta por la AMIA»
«Fue dura con la Corte Suprema, que tiene a su cargo la investigación del atentado a la Embajada de Israel, hecho ocurrido dos años antes que el de la AMIA y que dejó un saldo de 29 muertos. (…) “¿Sabe alguien cuál es el resultado de la investigación que llevó adelante la Corte sobre el atentado a la Embajada de Israel?”, preguntó la Presidenta. La cámara enfocó entonces el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, sentado en la primera fila del palco de autoridades junto a la procuradora Alejandra Gils Carbó. Lorenzetti permaneció impertérrito. “Yo quiero sumarle a los 85 muertos de la AMIA, los 29 muertos de la Embajada de Israel. Todos muertos en una contienda internacional, de la cual no tenemos nada que ver”, agregó, y sugirió que los carteles de la AMIA –los habían colocado los diputados Claudio Lozano y Berta Arenas– tal vez los tendrían que dirigir hacia otro lado, en referencia a la Corte que apresuró el juicio oral por la tragedia antes que el del encubrimiento de la AMIA, una causa mucho más antigua.»
«Hubo una última referencia de tono crítico a la Corte Suprema al tocar el tema Malvinas y recordar el reciente fallo contra a un reclamo de ex combatientes. “Espero que vayan a la Comisión Internacional de Derechos Humanos, estoy segura que van a ser atendidos. No podemos pasar por alto la tortura y los vejámenes a nuestros combatientes en Malvinas, que fueron a dar la vida por la Patria”, concluyó.»
Sandra Russo (Página 12): «El desendeudamiento y la incomodidad»
«En el tramo más denso, más espeso del discurso, el referido a la AMIA, además de hacer referencia al escandaloso mutis por el foro de la Corte Suprema en la causa del atentado a la embajada de Israel, la Presidenta volvió a hablar de geopolítica…»
«El clima se transformó de repente. Cristina Kirchner , que hasta ese momento había dado un discurso de tono contemporizador, empezó a aporrear en vivo y en directo al titular de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, sentado cinco metros a su derecha.(…)
Todas las miradas apuntaron entonces al presidente del máximo tribunal. La cara vacía de expresión y la vista fija en la Presidenta, Lorenzetti parecía petrificado. Pero cuando las críticas subieron de tono, una parte de su cuerpo cobró vida. Los dedos de su mano izquierda, apoyada sobre la baranda del palco que compartía con gobernadores, empezaron a tamborilear en el aire, como si estuviera jugando con una pelota de goma, de ésas que se usan para calmar el estrés. Cada vez más tenso y más rápido, el movimiento pareció de pronto salirse de control. Fue un segundo, casi imperceptible, en que el presidente de la Corte negó con la cabeza, quebró la muñeca y colocó la palma hacia arriba, como en señal de enojo. Enseguida reprimió el gesto, dejó la mano quieta y volvió al modo estatua.
Sentado en el extremo izquierdo del palco, Lorenzetti tenía a su derecha a la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó. Cercana al Gobierno, ella ni lo miró durante las recriminaciones de Cristina. Pero fue la única que, con él, se quedó sentada cuando los gobernadores que los rodeaban se pararon para aplaudir a la Presidenta. A dos asientos de distancia estaba Daniel Scioli, que se paró sólo en algunas ocasiones.»
«El enfrentamiento con Lorenzetti fue directo y frontal, al cuestionar a la Corte Suprema por la falta de avances en la investigación del atentado contra la embajada de Israel, en 1992. También, por haber rechazado la investigación sobre posibles torturas sufridas por ex combatientes en la Guerra de Malvinas.»
Adrián Ventura (La Nación): «Incomodidad judicial por las duras acusaciones»
«Ante los fuertes cuestionamientos, que llenaron de tensión el recinto del Congreso, todas las miradas se dirigieron al presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, quien con un gesto adusto se mostró incómodo, mientras muchos gobernadores que lo rodeaban aplaudían a su jefa política. Sentado junto a la procuradora general, Alejandra Gils Carbó, Lorenzetti sacó un pequeño block y comenzó a registrar anotaciones mientras la Presidenta pronunciaba las frases más duras de su mensaje y las cámaras de la TV pública lo mostraban en primer plano.
Apenas concluida la ofensiva de Cristina Kirchner, en el ámbito judicial comenzó a generarse una fuerte expectativa por lo que pueda decir Lorenzetti mañana, cuando inaugure al mediodía el año judicial en la Corte Suprema de Justicia.» (…)
«Ayer, en la Corte recordaban que el máximo tribunal, en 1999, cuando lo presidía Julio Nazareno, responsabilizó de la explosión de la embajada de Israel a integrantes de la Jihad Islámica, brazo armado del Hezbollah, con sede en el Líbano. Y no avanzó porque los imputados no fueron ubicados ni capturados.
En la Corte consideraban que era inexacta otra crítica que formuló Cristina, cuando cuestionó al tribunal por haber rechazado un planteo que había hecho el Centro de Ex Combatientes de las Islas Malvinas por torturas y vejámenes que sufrieron los soldados. La Presidenta, desafiando al tribunal, dijo que esperaba que los ex soldados llevaran el reclamo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
La Presidenta también responsabilizó a la Corte porque «los jueces evaluaron que el juicio oral por la causa AMIA 2 puede esperar, ya que antes tiene que ir a juicio oral la causa de la tragedia de Once». En la Corte decían que laresolución sobre la causa del encubrimiento fue resuelta por la Cámara de Casación, no por la Corte.»
L. Míndez (Clarín): Cristina: hay jueces que quieren gobernar y están fuera de la Constitución
«Pero el clímax del discurso fue cuando la Presidenta decidió responder a los carteles que exhibían legisladores opositores reclamando por la investigación de la AMIA. “¡De la AMIA hablo desde 1994. No necesito carteles!”, subió el tono Cristina. Y entonces aprovechó para desparramar críticas a Alberto Nisman (definió como “vergüenza y bochorno” las diferencias entre su denuncia y los documentos elogiosos al Gobierno que aparecieron en su despacho), a Israel (por no reclamar el esclarecimiento del atentado a la Embajada de 1992), al ex presidente de la DAIA Rubén Beraja (lo llamó “encubridor y vaciador de bancos”) y adjudicó a la Corte Suprema la demora en el inicio del juicio por encubrimiento. Pidió entonces que los carteles por la AMIA apuntaran hacia otro lado e inclinó la cabeza hacia Lorenzetti .»
Eduardo Van der Kooy (Van der Kooy): «La última función de Cristilandia»
«Para sortear el trance espinoso, como suele hacerlo, encendió varios ventiladores a la vez. Cuestionó con dureza a la Corte Suprema, sembró graves dudas sobre el papel de Israel en el ataque de la Embajada en Buenos Aires en 1992 y justificó el Memorándum de Entendimiento con Irán a partir de explicaciones geopolíticas que parecen agradarle. Aunque suenen, muchas veces, tocadas de oído.
Ricardo Lorenzetti, el titular de la Corte Suprema, quedó pagando cuando la Presidenta preguntó en que quedó el caso de la Embajada investigado por esos jueces. «No miren para acá, miren para otro lado», instó en alusión a las acusaciones sobre encubrimiento.»
Landivar (Clarín): «Los tres discursos de Cristina»
«El segundo discurso fue el enojado, el de la grieta, el de los enemigos. En el que cayeron desde la oposición a la Corte Suprema, pasando por el gobierno de Israel. Y donde insistió en su visión binaria de la Justicia, buena cuando logra un fallo como el del juez Rafecas, que desestimó la imputación que le hizo Nisman, mala cuando investigan sus propiedades o la facturación de sus hoteles, como lleva adelante el juez Bonadio. Pero el acento acá estuvo en su ofuscación por la causa AMIA: fiel a sí misma, no admitió siquiera que de los 21 años que pasaron desde el atentado a la mutual, más de la mitad transcurrieron bajo el modelo kirchnerista. Y fue llamativa su insistencia en pegarle a Israel por reclamar por la voladura de la AMIA pero no por el de la Embajada, ocurrido en 1992.»
«La mandataria responsabilizó al máximo tribunal por la demora en el inicio del juicio oral por encubrimiento de la causa AMIA por el que está acusado el ex presidente Carlos Menem y otros funcionarios. «Quiero decirles a todos los argentinos y familiares que si hay demoras en el juicio de encubrimiento por la AMIA miren para otro lado, para este no», apuntó Cristina, que también criticó a la Corte por su actuación en la investigación del atentado a la Embajada de Israel, de 1992, que se cobró 29 muertes, y por un reciente fallo contra los veteranos de la Guerra de Malvinas.
Desde el máximo tribunal explicaron que en los dos primeros casos citados por la Presidenta, las resoluciones no dependieron de la actual conformación de la Corte; mientras que en el tercero, el máximo tribunal rechazó que se haya pronunciado sobre un caso de tortura como dijo Cristina. No obstante, las acusaciones directas de la Presidenta fueron un cachetazo inesperado para Lorenzetti, que a diferencia de otros años no se mantuvo impasible, y pareció sorprenderse con los dichos de Cristina, que en el tramo final de su discurso dijo que «el Partido Judicial se ha independizado de la Constitución», reviviendo su embestida al sector de hace dos años, cuando impulsó las fallidas leyes de democratización de la Justicia.
Sentado al lado de la Procuradora Alejandra Gils Carbó, con quien mantuvo siempre una relación distante, Lorenzetti al menos se salvó de escuchar referencias de Cristina a la nueva integración de la Corte, todavía con cuatro miembros, y al histórico reclamo que promueve para que los jueces paguen impuesto a las Ganancias. El juez rafaelino tendrá su chance de responder mañana, cuando inaugure el año judicial.»