Todo sobre la corte

Pase amigo, lo escucho

By abril 26, 2013junio 9th, 2020No Comments

Por qué hacemos lo que hacemos es un arte todavía indescifrable. A medio camino realizamos asunciones racionales. La economía hace muchas para explicar o predecir comportamientos. La ciencia política también. Nadie desconoce que hay gente que va diametralmente en contra de lo que racionalmente presuponemos como normal, pero no por ello cesamos en el afán de predecir como actuarán ante determinadas situaciones. Parece razonable asumir entonces que no se participa (trabaja y ofrece el fruto de su trabajo) sin un interés concreto: sea éste pecuniario o para contribuir al desarrollo social, sectorial o de la ciencia jurídica; sea que con él se quiera trascender y mostrarse o tan sólo se pretenda dotar a un trabajo previo, de una externalidad positiva. Muchos de estos móviles, que ni por asomo son todos, pueden mezclarse y darse simultáneamente. El tratamiento que la Corte le ha dado en el pasado al instituto del amigo del tribunal ha estado imbuido de todas estas presunciones y teñido de desconfianza sobre el verdadero móvil que hace que el amigo ofrezca su consejo. Lo debatimos acá en «Amigos son los Amigos» y acá, en «Amicus: crónica de un consejo anunciado». Hoy nos preguntamos si habrá cambiado su punto de partida con el nuevo y flamante reglamento que la Corte dictó esta semana. Corro el telón del tercer acto.

[2012. Talcahuano. Morada de la Corte. Portón imponente. Suenan tres golpes secos y pasos. Se abre la puerta]

CSJN: Pasá, sentate en el living y sonreí que te estoy filmando. Si descubro que sos parcial, partidario, simpatizante, tenés un interés particular o no sos independiente de las partes, no te pienso escuchar. Pensemos en grande. Sólo sos un amigo si tu consejo se limita a «…una opinión fundada en defensa de un interés público o de una cuestión institucional relevante.» (art. 2 – acordada-28_2004). Y te pido por favor que no me ofendas mostrando un interés pecuniario personal. Sabés que saqué carpiendo a quienes me venían a pedir  «…que la causa sea resuelta en un determinado sentido, con la finalidad de que se establezca así un precedente aplicable a otros pleitos de análoga naturaleza -iniciados o por promoverse- en los que los presentantes o sus representados sean parte o tengan un interés de carácter pecuniario comprometido en su resultado.» (Rot Automotores, entre otros)

Pero no me cuentes nada todavía, tengo que salir urgente. Hora con el médico. ¿Podes volver más tarde? Gracias, sos un amigo.

(…)

[2012. Media hora más tarde. Consultorio del Psiquiatra. Palacio Real de Elsinor]

CSJN: Doctor, dígame, ¿sufro de un complejo de vulnerabilidad? ¿Soy sumamente influenciable? ¿Debo dudar de mi capacidad para discernir si una idea u opinión me es plausible por las reglas que rigen mi método científico para considerarlas válidas hasta tanto no sean refutadas? ¿Es que acaso no puedo errar? ¡Tenga en cuenta que estamos en el marco de una ciencia blanda, muy blanda! ¿Son mis opiniones verdaderamente mías o han sido impuestas? ¿Puedo ser juez si pienso que mis opiniones son producto de lo que leo, escucho y veo? ¿Estaré leyendo, escuchando y viendo generalmente lo que estoy acostumbrado a leer, ver y escuchar? Es decir aquello que me ratifica en mis previas opiniones y no me saca de mi zona de confort. ¿Hago un esfuerzo consciente para ser plural?……. ¿Se me acercan por interés, doctor? ¿Puedo confiar en mis amigos? ¿existen los amigos?

No me diga nada doctor, tengo que salir urgente, tengo que dictar un reglamento. ¡Taxi! a la sala de acuerdos. Rápido a Talcahuano.

(…)

[Meses después. Abril de 2013. La Corte dialoga sola, motivándose, en la antecámara «del guerrero», previa a la Sala de Acuerdos]

CSJN: ¿Acaso las ideas, reflexiones u opiniones no trascienden y se independizan de su emisor? Si olfateamos parcialidad (que no es sinónimo de falta de independencia), ¿vale que nos anclemos a una concepción cuantitativa para definir el principio de equilibrio bilateral que se debe a las partes en toda controversia? ¿50 amicus de un solo lado, afectan esa bilateralidad? ¿que una parte tenga 50 veces más recursos humanos y apoyo para litigar, no puede producir un efecto similar? ¡Yo soy garantía suficiente de imparcialidad y solvencia! Escucho a todos, sin arrodillarme ante los números. Además, ¡el que avisa no traiciona! ¡Avanti!

[La Corte ingresa al Salón de Acuerdos – «Salón Abel Sánchez de Unamuno». Pecho inflado, lapicera en mano]

CSJN: El que avisa no traiciona. Con-fian-za. En mi propia capacidad y en la capacidad de mis propios amigos. Si a la postre me conviene a mí. Me alcanza con conocerlos más a fondo. «Clarisssse, dígame sus secretos y yo la ayudaré, le abriré las puertas del caso.» Más vale escribo. «Nuevas reglas de etiqueta para recibir a los amigos.»

“Sus opiniones son bienvenidas y el que avisa no traiciona. Ahondemos. Intimemos. Ya no alcanza con una declaración de interés y si se relaciona con las partes, le apreciaré que sea más concreto. Dígame, «…a qué parte o partes apoya en la defensa de sus derechos…» «…ha recibido de ellas financiamiento o ayuda económica de cualquier especie…», «..alguna la asesora o asesoró en cuanto a los fundamentos de la presentación…». Por último, ¿el resultado del proceso te representa -directa o mediatamente- beneficios patrimoniales?” Ahh, me olvidaba, no quiero parecer interesado pero, sólo me sirve sus opiniones si usted me sirve: ¿Es especialista? ¿Maneja bien el tema no? ¿No me va a hacer perder el tiempo, no?

Perfecto. ¿Me dirá sus secretos si no le digo de antemano que consecuencias traerá su desnudez? No tiene nada que perder así que deberá confiar. Sobre independencia e imparcialidad no digamos nada más. Listo ¡Ujier! Mande una invitación.

[Acto final. Talcahuano. Morada de la Corte. Portón imponente. Suenan tres golpes secos y pasos. Se abre la puerta]

CSJN: ¿Volviste? ¡Qué bueno que viniste! ¿Recibiste mi invitación? Pasá y contame qué estuviste haciendo, con quién te estas viendo, ¿qué estas leyendo?. Ah si, ¿te gusta como quedó el living? Cambiamos los sillones y tiramos la pared que dividía el comedor ¿Se está un poco más cómodo, no? ¿Y se ve un poco más, no? Viste que te escucho. Incorporé muchos de los consejos que me dieron ustedes en aquella Audiencia, te acordás?  Ahora va a ser más fácil recibirlos. Está el registro de amicus así que cuando yo tenga una causa de trascendencia les aviso, además de por otros medios para que no nos olvidemos de nadie. Y lo hago en un plazo razonable, y habiendo preparando todo: van a tener el acceso a las actuaciones, a la opinión de la Procuración General. También está la posibilidad de que alguno de ustedes me avise que hay una causa para reunirnos. Eso si, nos nos aburramos, regulemos la extensión de las presentaciones. Y yo me guardo los que juzgue pertinentes, derecho de anfitrión. Desde ya, invito yo, a ustedes solo les toca molestarse para venir.

Amigo: Si, volví. Muchas gracias por la invitación. Pero no te quiero molestar, sé que tenés que resolver un tema que me interesa por múltiples motivos y, ya que en esto tengo cancha, quería puntualizarte algo en 5 minutos. Tomalo sólo si querés, sé que mi consejo depende de su poder de convicción y la fuerza de las razones. Gracias por escuchar. ¿Me escuchás, no?

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