No se si soy neutral. Aclaro desde el vamos que una cosa que envidio de los paises que hacen los deberes mejor que nosotros es la posibilidad de viajar en tren. Mi medio preferido de transporte para distancias medias. Y lo aclaro ya que este post es un relato sobre nuestro subdesarrollo, reflejado en el penosa desaparición y cierre de ramales. El trasfondo es la pelea entre San Luis y la Nación sobre un tramo de lo que en su momento fue el tren Buenos Aires al Pacífico y, post-Perón, el ramal General San Martín. La contienda es simple: San Luis pretende mejorar el tránsito vial en su capital, mediante la expropiación y conversión en calles de terrenos del ramal San Martín que pasan por la capital puntana y que han quedado sin uso y sin una real proyección de un uso en el futuro mediato (de yapa, se expropia también la estación para usufructuar su valor cultural). Los mendocinos son los primeros que van a discutir esto de las proyecciones ya que tienen en sus carpetas reflotar el tramo que une Mendoza con la Ciudad de Buenos Aires y que pasa por San Luis. La pelea, por ende, no se circunscribe a una (nueva) trifulca entre los puntanos y la Nación por unas tierras fiscales. Por el contrario, ambas partes tienen a usuarios locales y nacionales de rehenes. La Corte oficia de referí y ha dictado, entre septiembre y diciembre, tres resoluciones.
La actora que arremete contra las expropiaciones puntanas es la nueva Administración de Infraestructuras Ferroviarias Sociedad del Estado o («ADIFSE» – su estatuto acá), creada en el año 2008 conjuntamente con la nueva empresa estatal prestadora de servicios ferroviarios, esto es, la Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado, («SOFSE»). Y demandó a San Luis, como dijimos, para obtener la declaración de inconstitucionalidad y nulidad de la Ley expropiatoria puntana V–0730-2010 y el decreto provincial complementario N° 55-MHP-2011. La Corte se declaró competente en instancia originaria y, para evitar alteraciones de difícil o imposible reparación ulterior, concedió el 13 de septiembre de 2011 una medida de no innovar solicitada en marzo de 2011 para frenar a las topadoras y asfaltadoras de San Luis, quienes se relamían, con títulos expropiatorios en mano, al costado de las vías. (Ver cautelar aquí). Bah, para ser justos, la obra fue adjudicada en febrero de 2011 y demandaría aproximadamente 8 meses de duración, es decir, la cautelar puede que haya llegado con meses de retraso.
San Luis declaró haber sido notificado de la cautelar el 28 de octubre de 2011 (¿el notificador habrá tratado de ir en tren?). Tres días después Rodriguez Saa dictó el decreto suspendiendo las obras, pero señalando el alto grado de avance de las mismas. (Seguramente, y en parte, durante los meses en que tardó en dictarse y durante el mes que transcurrió en notificarse la cautelar, ya que la Corte le dice a la actora que debió notificarle los hechos nuevos «…en la fecha más próxima al dictado de la prohibición de innovar»). De todas maneras, el cuento es que las obras habrían avanzado a un punto en el cual su inmediata paralización ocasionaría peligros para la población civil que transita por la zona. La Corte, al percatarse de ello, realiza el pertinente reto a las dos partes contendientes por la falta de información oportuna y, al ver nuevas fotos, le permite a San Luis realizar los caminos de resguardo que conjurarían dichos peligros. Todo ello haciendo responsable al ingeniero civil provincial y previa comprobación de que dichos caminos de resguardo no desnaturalizarán la cautelar ya otorgada (tercera resolución).
Es difícil precisar qué es lo que resolverá la Corte sobre el fondo. Ahora bien, no se necesitan mayores conocimientos para percatarse que la acción de San Luis, que pretende extinguir una «opción» de transporte interjurisdiccional, pone a la Nación en un lugar incómodo. San Luis, según mi criterio, le ha propuesto un duelo de administraciones, donde ambas compiten por brindar mejores bienes o servicios públicos. Caminan así en el sendero de la teorías de Charles Tiebout – «A pure Theory of Public expenditure» de 1956, lo cual explica también que el Intendente electo de la capital, Don Ponce, haya pretendido – sin éxito– participar de la contienda. En la controversia, la Nación deberá argumentar muy bien el valor estratégico y económico de mantener esa opción, aún cuando actualmente esté en desuso y abandono, o incluso ir más allá tratando de poner al ruedo los proyectos que quieren reflotar ese abandonado ramal.
También se pondrán sobre las mesa cómo los representantes de los diferentes ciudadanos expresan, en alguna medida, el valor subjetivo que representarían esas tierras para sus públicos. Es decir, puede que ambas administraciones expongan (y bien en alto) el valor de las tierras en disputa. San Luis argumentará que le son indispensables para mejorar el tránsito y la seguridad en la ciudad. Incluso puede que argumente haciendo jugar la ley de la utilidad marginal decreciente (que valora más el primer vaso de agua para el sediento que el segundo, ofrecido cuando ya apagó su sed) y que al hacerlo intente mostrar que las soluciones al tránsito que le proporcionan esos terrenos están en el orden del primer vaso. Importantísimas. Indispensables. Incluso a punto tal de afectar irremediablemente un ramal que vincula Cuyo y Buenos Aires. La Nación hará lo propio pero en sentido inverso. La reflexión de este párrafo, por ende, es que esta discusión, donde ambas partes expresan la importancia suprema de esas tierras o el valor subjetivo que las mismas tienen para ellas, debería disparar hacia arriba el eventual valor expropiatorio. Y aquí volvemos pues a conectar los valores subjetivos de los administradores con aquellos de los administrados. ¿Cuanto estarán dispuestos a pagar los puntanos por sacarse y sacarle a la Nación la posibilidad de reflotar ese ramal? ¿Lo mismo que lo que se arriesgan a pagar sus administradores? ¿Incluso si no vuela el pretendido sistema de pago de Rodriguez Saa de compensar el costo con las deudas de la nación a la provincia?
Como vemos, fiel a lo que ocurre en la provincia, San Luis presenta entretenidos e interesantes libretos de películas. Resta ver cómo terminará este nuevo thriller.