Todo sobre la corte

Ay! Mama pulpa….(amores que matan y enredan)

By agosto 19, 2011junio 9th, 2020No Comments

Otra vez llega a la Corte un caso donde el interés superior del niño es una tetera de porcelana que los padres no quieren ver. En este caso, la curiosa miopía la sufre una francesa, madre de 5, que encontró en la lejana Salta un refugio a su frustrada vida marital. «La Linda» la enamoró con sus encantos. Se quedó y a mediados del año 2010 recibió a sus dos hijos menores de 6 y 11 años, que venían a pasar con ella unas cortas vacaciones. En Francia quedaban su ex marido y otros tres hijos. En su corta estancia, la madre no logró traducirles correctamente la canción de Manuelita. Adepta a Mike Oldfield, el tema que más sonó en las vacaciones ha sido “to France”. Al son de esa tonada, y ante la perspectiva de dejar a su madre y volver solos a su país después de la corta visita, los niños, un poquito caminando y otro poquitito a pie, se bajaron del avión que los llevaba de regreso.  Totalmente entendible. El camino amarillo se hizo difícil de seguir dentro del aeropuerto de Ezeiza.

Los niños, forzados a elegir entre padres, no contaron con la ayuda de Dorothy, el hombre de lata, el león  y el espantapájaros.  El padre, con quién vivían los chicos en Francia, instó la restitución ante los jueces franceses que llevan la causa de divorcio y tenencia. Otorgada, fue presentada en Salta, que admitió el trámite de exequátur. Las apelaciones de la madre y el defensor han sido en vano.  La Corte, remitiéndose al dictamen de la procuradora Beiró,  ha confirmado correctamente la urgente restitución, en tanto no consideró que se dieran ninguna de las excepciones que la dilatarían. Nuestro interés, no obstante, se posa en la exhortación que la Corte ha agregado a su sentencia, dirigida a los progenitores, para

“…que se abstengan de exponer públicamente [v.gr. en redes sociales vía internet] hechos o circunstancias de las vidas de G.V. y E.L.V. a fin de resguardar el referido derecho a la intimidad de los niños, y a prestar colaboración en los términos de la sentencia apelada.”

El consejo cortesano es atinado y universal. Todos sabemos que el público es un bicho raro. Se aprende desconfiar de chico, cuando aquel amiguito, amigazo en el mano a mano, se transforma apenas el grupo se agranda a tres o más. Pero su rareza radica en que sirve a las dos puntas. Entre sus bondades, el público (o en público) también atempera nuestros ánimos. La aprobación del tercero pesa, cualquiera sea la autoestima, y eso muchas veces nos enseña a ser prudentes, medidos. La Corte ha observado, con verosímil desconfianza, que el foro público que proporcionan las redes sociales virtuales no es un ámbito propicio para señores que muestran con sus actos una falta de prudencia y una total insensibilidad al bienestar de sus hijos. Coincido. El circo, en este caso, no es para los chicos. Los padres podrán necesitar el superficial apoyo que proporcionan los internautas pero, como lo atestigua el caso Zaffaroni, eso tan sólo construye una falacia ad-populum. Son analgésicos que no atacan el foco del problema. Por el contrario, muchas veces impiden reconocerlo y afrontarlo. En este caso, la arena pública es totalmente contraproducente. Yo me sumo a la exhortación cortesana.

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