Todo sobre la corte

Con la respiración K en la nuca

By mayo 17, 2010junio 9th, 2020No Comments

La constante en la lectura de los medios y su tematización sobre el Máximo Tribunal en estos días siguen siendo las presiones del oficialismo –funcionarios, legisladores, periodistas, etc.- sobre la Corte Suprema. Aunque ellos dicen que la Corte -también- recibió presiones de Magneto en persona. Tal como ya referíamos en nuestro post anterior, lo de la ley de medios y su próxima definición por parte de la CS tiene al gobierno, y a algunos más, realmente muy, muy ocupados.

Olé, AEA, AEA, AEEE…

Las presiones por la ley de medios ya es parte del folklore oficial, pero, siempre en el marco de “la madre de todas las batallas” –los K contra Clarín-, la tropa oficialista instaló la polarización también acá: la presión contra la AEA (Asociación Empresaria Argentina). Todo lo que no sea –según su subjetivo olfato- deliberadamente a favor del gobierno, es convertido en enemigo al que hay que destruir ya y a como dé lugar. Eso hicieron a partir del momento de enterarse de que la AEA se reunió con el presidente de la Corte. Conste que se enteraron por los medios y ni siquiera por el primer medio que lo publicó. Es más, los K parecen muy pendientes de la Corte pero no así su equipo de prensa, que, se supone, debería haberle informado inmediatamente sobre este encuentro. ¡Lo supe yo antes que los K!, increíble. Yo que ellos, pensaría en qué están ocupando su tiempo los prenseros que tienen y les daría un tirón de orejas.

Pero antes de seguir con este tema quiero retomar una cuestión que hace a la comunicación de la Corte Suprema. En los medios se habla de la Corte por sus fallos, por los casos que le llegan, los actos que tienen lugar en la Corte y, últimamente cada vez más, por el protagonismo público de los cortesanos, las entrevistas que conceden, más allá de su específica acción de juzgar. Por eso tuvo repercusión el hecho de que la Corte reciba a la AEA ¿se sabe a quienes suele recibir y para qué? Me sumo al comentario de Gustavo Arballo que cuestiona el carácter de “institución” que tiene la AEA, y por qué ella es recibida por la Corte, por qué otras no, si recibir estas organizaciones es algo que la Corte tiene que hacer o no. Lo que queremos decir es que, reciba a quien reciba la Corte, será puesto en cuestión, pero no sólo por la actual tensión política, sino por la propia política de apertura a los medios que la Corte ha estado tratando de implementar. Ella quiere estar en el ojo de los medios. Eso tiene un costo. Las estrategias comunicacionales definen el rol institucional de quien las adopta, y en el caso de la Corte Suprema, entran en juego diversos elementos simbólicos que la posicionan como un actor clave con diversas características en el actual sistema institucional. Sobre este tema mejor dejo hablar a quien realmente sabe y los invito a leer este artículo. Pero los medios manejan otras lógicas comunicacionales, muuuuy diferentes a las del Máximo Tribunal, si es que tiene claro cuáles son las suyas propias.

Volviendo a las consecuencias de la reunión AEA – Lorenzetti, el tema para el gobierno no fue la reunión en sí, sino la presencia en la misma del propio Magnetto, cabeza del grupo Clarín. Tal como publica La Nación en lo que honestamente debería haber presentado como una “publinota” ya que es una deliberada -¡pero muy mal editada!- nota institucional sobre la AEA: “entre los miembros fundadores se encuentra Julio César Saguier, presidente del directorio de SA La Nación y actual vocal en la Comisión Directiva”. El tema no fue tanto quienes la integran sino quienes se apersonaron en la reunión con Lorenzetti. Ni siquiera “quienes”, sino “quien”: ¡Magnetto!.

Tras la reunión vinieron las consecuencias. Con una magra cobertura de parte del diario Clarín, Página 12 pero sobre todo La Nación, fueron consignando quienes empezaron a irse de la AEA. Página 12, como es esperable, asumió de entrada que la AEA fue a la Corte a hacer lobby y por tal motivo, “las renuncias (a la AEA) ocurrieron después de un encuentro que mantuvieron los principales dirigentes de la entidad con el presidente de la Corte Suprema” y desde el título lo presentan como Gestos para despegarse del lobby, como una reacción de discordancia hacia lo que había actuado la cúpula de la organización. La Nación, sin embargo, consigna de que estos alejamientos se produjeron presiones del gobierno y algo así como que “no le voy a morder la mano al que me da de comer”. Reportan testimonios en off de las presiones recibidas por funcionarios del ejecutivo: “Alguien de una corporación que obedeció el pedido en cuestión de horas dice que no hizo falta que el telefonista oficial levantara la voz. «Hay cosas que no estamos en condiciones de discutir», se resignó.”. Incluso, relacionan conflictos que tuvieron lugar en algunas empresas, como formas de presión para que se retiren de la AEA.

La cobertura de Clarín sobre el tema fue algo extraña. Un solo artículo en estos casi 15 días y con una “bajada” donde la tesis sigue siendo la ya conocida: “El matrimonio presidencial está inquieto con la Corte Suprema. Y con los empresarios que integran el nucleamiento más fuerte del sector. Buscan quebrarlo porque allí hay también empresas de comunicación. Esa es ahora la obsesión”. Pero luego, lo que me parece pretende ser un tiro por elevación, deja a Van der Koy medio enredado. Considera que intentar quebrar la AEA es otro desatino de los K sobre el manejo de la economía: “Embisten ahora contra los sectores empresarios cuando la economía, atada con hilos, podría sufrir con la onda expansiva de la crisis que golpea a la eurozona”. Hasta predice un proceso recesivo para nuestro país. Pero termina hablando de la Unasur y el intento de Néstor Kirchner de usarla simplemente para cuestiones de política interna. Y finalmente, concluye suponiendo que todo es una inteligente maniobra de la oposición: “La oposición (…) ha descubierto una fórmula para no perder vigencia: azuzar a los Kirchner y forzarlos a la transgresión. Una manera de distanciarlos más de la sociedad.”

¿No será mucho? Preferimos creer que Clarín hizo un intento, cual monotazo de ahogado, por sacar la bendita reunión AEA-Magneto-Lorenzetti del dilema de la ley de medios. Lo que es muy difícil a esta altura.

Y dale con la Ley de Medios

Finalmente, gracias a un nuevo tipo de información off the record –los principales medios la tuvieron en el mismo momento, en los mismos términos y detalles-, la Corte nos dirá esta semana qué hará con la ley de medios. Al respecto se dice que casi seguramente la remitirá al procurador Righi y que lo hace para ganar tiempo. Los tres diarios hablan a su modo de las denuncias por amenazas de la jueza mendocina, pero son La Nación y Página 12 quienes nuevamente se refieren a la cuestión de fondo de esta causa en particular y lo hacen calificando de manera completamente inversa el proceso legislativo que dio nacimiento a la ley de medios. La Nación: “Lo que está en juego en esta primera demanda es si la Justicia puede hacer la vista gorda cuando el Congreso se habría apartado gravemente del trámite constitucional de sanción de las leyes o si le pone límites.” Y Página 12 “Ante la Justicia de Mendoza, Thomas señaló supuestas violaciones reglamentarias en el trámite parlamentario” (n. de r.: las negritas son nuestras).

Eso sí, los funcionarios no disimulan sus presiones a la Corte, tal como lo mencionamos en otro post. Su propalador natural es Página 12: «Nos da tranquilidad que el tema haya llegado a la Corte», Una carpa para multiplicar las voces. Pero el mismo Clarín se hizo eco: Mariotto: «La Corte avalará la ley de medios».

Este post podría seguir con otras cosas muy interesantes de los medios sobre la Corte Suprema, pero ya está por hoy. En otra oportunidad me gustaría abordar la cuestión de cuando los medios dejan de hablar de noticias para hablar de cómo otros medios hablan de ciertas noticias. Tal fue el caso estos días de Página 12 sobre el tema Martínez de Hoz, donde le da con un caño a La Nación: “Martínez de Hoz tuvo defensores en el Agora, cofrades de clase, de proyecto e ideológicos. El diario La Nación, en encendidos editoriales y columnas (en las que recuperó la palabra “subversivos” para mentar a las víctimas de la dictadura) defendió la causa de Joe.”. También ayer, en el artículo de Verbitsky en Página 12, cuando habla de la votación unánime en Diputados sobre los juicios por la dictadura: “En un Congreso dividido y enfrentado, una votación unánime es excepcional. Sin embargo ni La Nación ni Clarín se dieron por enterados, como si el hecho no hubiera ocurrido.” Es una pena que no ponga la fecha de dicha votación, elemento que hace que una noticia sea tal o que sólo sea una especie de ensayo. Este análisis es demasiado interesante para abordarlo en este post, ya muuy largo de por sí.

Y eso que no hablamos de Zaffaroni y su fuerte toma de posición en la lucha contra el paco y su conocida postura a favor de la despenalización del consumo personal de drogas. Por suerte, esto no termina acá y nos veremos antes que termine el mes.

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