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Introducción a una historia de la Corte Suprema: distintas etapas

By abril 5, 2011junio 9th, 20204 Comments

Hace algunos años, en la presentación de un trabajo sobre las fuentes y lineamientos para el estudio de la historia de la Corte Suprema argentina (El Derecho 194-966), señalaba que la realización de una obra en la que se  estudiara de modo sistemático y ordenado la historia de nuestro máximo tribunal federal, era una asignatura en parte pendiente de los constitucionalistas e historiadores del derecho de nuestro país.  Con un grupo de ellos estamos abocados a la tarea de contribuir a saldar parcialmente esa deuda mediante  una obra colectiva que analice las distintas etapas de su historia. Es nuestra intención poder adelantar algunos contenidos de ella a través de algunos post.

Nos parece que podemos afirmar que la obra jurídica de mayor relevancia del derecho argentino está contenida en los más de 330 tomos que hoy componen la Colección de Fallos de la Corte Suprema de la Nación. Allí se contiene un vasto material jurídico “impregnado de realidad argentina” (cfr. Fallos, 178:9 -año1937), ya que en sus fallos se ven reflejados los avatares de nuestra vida institucional, los valores políticos, jurídicos y culturales que predominaron en cada etapa histórica, los diversos conflictos en cuya resolución se vio envuelta la Corte Suprema y los principios y normas jurídicas a los que acudió para resolverlos. El estudio ordenado y contextualizado de todo este material se presentó como un desafío académico al que pretendemos dar respuesta con la elaboración de esta obra colectiva.

La actuación de la Corte Suprema argentina puede ser realizada tanto desde una perspectiva sistemática, tendiente a analizar y definir cuál es la misión institucional que ella está llamada a cumplir, como desde una perspectiva histórica, examinando de modo concreto cuál fue el rol que nuestro máximo tribunal cumplió en el desarrollo del juego político e institucional argentino. Ambos enfoques son complementarios y están llamados a enriquecerse mutuamente. Se aprende mucho sobre el contenido de la función institucional que desarrolla nuestro máximo constitucional cuando se acude a la experiencia histórica argentina y, a la vez, es necesario estar provisto de categorías conceptuales políticas y jurídicas que nos proporciona el derecho constitucional para encuadrar y valorar la actuación del tribunal en cada una de las etapas de su historia. No hace mucho tiempo, un conocido profesor de Ciencia Política me confesó que cada día le resultaba más arduo el cultivo y el estudio de la politología y que, en cambio, hallaba cada vez más amable y provechosa la lectura y el análisis de la historia política. Según me decía, él había descubierto que la historia era verdaderamente la “maestra de la vida”, ya que ella nos presenta los problemas humanos de modo concreto y “encarnados”, superando así la posible y esterilizadora amenaza de la abstracción y la utopía. La vida humana primero se vive y después se cuenta. Las narraciones, las biografías personales y las historias institucionales son muchas veces más aptas para transmitir la realidad humana que los conceptos, las fórmulas y los modelos. La compleja realidad institucional de la Corte Suprema, en la que las dimensiones políticas y jurídicas aparecen tan entremezcladas, sólo se la conoce acabada y plenamente cuando se analiza, con una perspectiva de la historia, su actuación en el marco de los distintos escenarios en los que le correspondió desenvolverse. Sólo así podemos comprender más acabadamente qué es la Corte Suprema,  cuáles son sus funciones y cómo ha cumplido y debe cumplir su misión institucional.

Las etapas de la historia de la Corte Suprema argentina

Ronald Dworkin señala que la actividad de un tribunal de justicia puede ser comparada a la elaboración de una única novela cuyos capítulos son escritos por diversos autores, cada uno de los cuales debe continuar el hilo de la trama elaborado por sus antecesores y añadir su propio aporte. Es la imagen del “novelista en cadena”, a la que este autor acude para describir, a nuestro juicio con mucho acierto, la tarea jurisprudencial  de cualquier tribunal. En nuestro caso, el estudio de la historia de la Corte Suprema argentina, nos reclama, como primera tarea, identificar  esos diversos capítulos, analizar su contenido y visualizar quiénes han sido sus principales protagonistas y  actores.

La obra colectiva está estructurada en base a la división de la historia de la Corte Suprema argentina en doce etapas, cada una a cargo de un investigador que la analiza según pautas y criterios comunes que estructuran y orientan el desarrollo de cada uno de los distintos capítulos.

Para la periodización de la historia de nuestra Corte Suprema, para la delimitación de sus distintos “capítulos” que la conforman, nos hemos inspirado en los criterios propuestos, hace ya casi cuarenta años, por Julio Oyhanarte en su valioso trabajo Historia del Poder Judicial, que ha sido un punto de referencia ineludible para los posteriores obras en esta materia. Siguiendo y completando esas pautas hemos dividido la historia de la Corte Suprema en los siguientes doce períodos:

1° Etapa (1863-1903): Colección de Fallos, Tomos 1 al  97

2° Etapa (1903-1930): Colección de Fallos, Tomos 97 a 158

3° Etapa (1930-1947): Colección de Fallos, Tomos 158 a 208

4° Etapa (1947-1955): Colección de Fallos, Tomos 207 a 232

5° Etapa (1955-1958): Colección de Fallos, Tomos 232 a 240

6° Etapa (1958-1966): Colección de Fallos, Tomos 240 a 265

7° Etapa (1966-1973): Colección de Fallos, Tomos 265 a 286

8° Etapa (1973-1976): Colección de Fallos, Tomos 286 a 294

9° Etapa (1976-1983): Colección de Fallos, Tomos 294 a 305

10° Etapa (1983-1990): Colección de Fallos, Tomos 305 a 313

11° Etapa (1990-2003): Colección de Fallos, Tomos 313 a 326

12º Etapa (2003-        ): Colección de Fallos, Tomos 326 y ss.

La tarea de establecer las diversas etapas históricas requiere identificar dónde se encuentran los quiebres, los virajes conceptuales y axiológicos, en medio de la continuidad propia de la labor jurisprudencial. Esta tarea, en el caso de la historia de la Corte Suprema argentina del último medio siglo, está especialmente facilitada, ya que con la llegada de cada nuevo gobierno constitucional o de facto se produjo la modificación de la integración del tribunal. Tal vez en el futuro, la renovación parcial de los jueces de la Corte, exigirá advertir en sus matices los cambios en la actuación de nuestro más alto tribunal para darnos cuenta que estamos ante una nueva etapa.

Se podría intentar sintetizar el casi siglo y medio de la historia de la Corte Suprema señalando que ella se divide en dos grandes períodos:

  • el primero abarca las primeras ocho décadas de la vida del tribunal, se desarrolla entre 1863 y 1947 y comprende a las tres primeros etapas de la Corte Suprema  antes señaladas. A lo largo de todas ellas se da un proceso de renovación natural y progresivo en la integración del tribunal y en cada una sobresale, particularmente en el segunda y tercera etapa, la figura de algún juez que lidera y da su impronta a la labor del tribunal;
  • el segundo período comprende las  siete últimas décadas de la historia de la Corte Suprema, en tre el juicio político de 1947 y nuestros días, y se caracteriza por la sucesión de nueve integraciones diversas del tribunal, que se corresponden con los cambios de signo político que experimenta el gobierno del país a lo largo de todos esos años. Cuatro de esas integraciones fueron designadas por los diversos gobiernos peronistas que en distintos momentos llegaron al poder a través de elecciones generales (1947-55; 1973-76; 1990-2003; 2003-  ); tres de ellas por los distintos gobiernos de facto que existieron en la segunda parte del siglo XX (1955-58; 1966-73; 1976-83); una por el gobierno desarrollista de Arturo Frondizi (1958-66) y otra por el Presidente  radical Raúl Alfonsín (1983-1990).

Entre 1863 y 1930 hubo tanto continuidad constitucional con el sucederse de los distintos gobiernos de acuerdo con las disposiciones de nuestra Carta Magna, como estabilidad institucional en la renovación de la Corte Suprema. Entre 1930 y 1947 se quebró la continuidad constitucional con los golpes de estados de 1930 y 1943, pero se mantuvo la estabilidad institucional en el máximo tribunal. Entre 1947 y 1983 hubo inestabilidad tanto en el orden constitucional, con la alternancia entre gobiernos democráticos cada vez más cortos y regímenes de facto cada vez más extensos, como en la integración del máximo tribunal a raíz de las renovaciones masivas de sus ministros. Desde 1983 hasta nuestros días hemos recuperado el orden constitucional con el sucederse de distintos gobiernos provenientes de la elección popular, pero aún no se ha recuperado plenamente la continuidad y estabilidad en la integración de la Corte Suprema a raíz de su ampliación dispuesta en 1990 y los juicios políticos a varios de sus integrantes que se llevaron a cabo entre 2003 y 2005. Es de desear y esperar que en los próximos se consolide tanto la continuidad constitucional, que ya lleva más de cinco lustros, como la estabilidad institucional de la cabeza del Poder Judicial.

En el próximo post desarrollaremos cuáles son los distintos temas que abarca un análisis histórico completo de cada una de las etapas de la Corte Suprema de nuestro país.

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