Nuestra memoria jurídica se nutre de fallos y así, de sopetón, cada uno de nosotros seguramente podría citar varios de la Corte Suprema que nos parecen esenciales para nuestra estructura institucional o para una rama del derecho en particular. De manera creciente, sin embargo, vamos cayendo en la cuenta de que nuestro querido tribunal es algo más que la colección de Fallos. Es una institución política, que habla de muchas maneras distintas y que realiza diversas actividades públicas con el fin (o al menos, el resultado) de crearse una imagen. Así, si la Corte inaugura el año judicial y en ese acto logra convocar a casi todos los jueces, políticos y periodistas, la imagen que nos quedará es la de una institución con capacidad de fijar agenda, unida al resto de los jueces y con integrantes que hablan a través de la voz única de su presidente. Si esto es buscado o no es una cuestión que nos obligaría a meternos de lleno en la cuestión del modo en que nuestro Alto Tribunal gestiona su legitimidad. No somos tan pretenciosos y, aquí, lo que pretendemos es destacar cinco momentos de nuestra Corte Suprema con capacidad para quedar en nuestro inconsciente y modelar la imagen que de ella tenemos.
Así como dijimos aquí que nos resultaba difícil destacar cinco fallos importantes de este primer semestre del 2015, señalar igual número de «momentos» relevantes nos parece sumamente sencillo (y hay dos o tres que nos quedan fuera de las marquesinas). Eso, creemos, dice mucho de lo que fue este primer semestre. Mucha política y poca producción jurídica. Mucha intriga palaciega, poco movimiento del lápiz. Las razones para esta realidad están a la vista: año electoral, Corte con tres miembros menos que el año pasado, dificultades para conseguir el consenso requerido para decidir, peleas sobre quien puede modelar el futuro del Tribunal, etc, etc. Los resultados siguen a las razones y nos muestran que en un sistema «winner takes it all» como el argentino, es difícil que el resto de las instituciones queden fuera de esa lógica, aún para las que más preparadas deberían estar para hacerlo. Pero dejemos el arco explicativo global y vayamos a lo nuestro, a los momentos.
a.- El año judicial 2015 empezó antes de que termine la feria de enero, con el anuncio de la Presidenta de la Nación de la Nación de Roberto Carlés para ocupar el sillón que dejó vacío Eugenio Raúl Zaffaroni. Febrero y marzo estuvieron teñidos, en lo que hace a la Corte, con esta cuestión que se fue desinflando a medida que el oficialismo se hacía conciente de que no contaba con los votos necesarios para el acuerdo del Senado. Este primer momento, la nominación de Carlés, motivó la opinión de Juan Lahitou (Pecado de juventud) y alguna que otra clarificación mía (ADC y Carlés: qué discusión para un juez de Corte) sobre las impugnaciones recibidas por el candidato y el modelo de juez buscado (o la falta de él), amén de varias noticias sobre el tema y un seguimiento vía twitter de la sesión de la Comisión de Acuerdos del Senado.
b.- Estrictamente hablando el primer momento protagonizado por la Corte Suprema fue la Apertura del Año Judicial, con un trasfondo político cargado por el caso Nisman. El 3 de marzo, Ricardo Luis Lorenzetti subió al atril de la Sala de Audiencias de la Corte Suprema y renovó lo que se ha transformado en una tradición del Tribunal: hacer un discurso institucional inaugurando las actividades. El contexto, sin embargo, no fue el mismo que el de sesiones anteriores. Lorenzetti programó la ocasión para un par de días después del discurso de la Presidenta inaugurando las sesiones del Congreso (La Corte, de visitante, pierde en el Congreso) y aprovechó para contestar algunos de sus dichos, aunque evitó la confrontación directa (vid. Apertura del Año Judicial: una invitación a la tranquilidad y Discurso: San Lorenzo salió a jugar de blanco y dorado). Los medios comenzaron a tomar partido definido y se empezó a discutir el rol de la Corte Suprema en causas como las de la Embajada de Israel (v.gr: La cosa juzgada como objeto de debate político).
c.- El tercer momento de la Corte Suprema en el primer semestre es, sin dudas, la reelección anticipada de Lorenzetti como Presidente del Tribunal a partir de enero de 2016. A través de la Acordada 11/2015, Maqueda, Highton y Fayt decidieron elegir al actual Presidente para que se suceda a sí mismo al término de su mandato (Lorenzetti coronado hasta 2019). Todo estalló cuando Verbitsky denunció que Fayt no estaba presente en el momento de la Acordada y que había firmado la acordada en su domicilio. Rumores acerca de la renuncia de Lorenzetti (El cansancio moral de Lorenzetti) y movimientos espasmódicos de la Corte (Desprolijidades) hicieron temblar el edificio construido durante los años anteriores. Todo se resolvería, al menos temporariamente, en el cuarto momento.
d.- La discusión respecto de la Acordada 11/2015 se centró no tanto en la discusión de fondo sobre la decisión de anticipar 8 meses una elección sino en la formalidad del instrumento y la realidad de lo que allí se sostenía respecto a los Ministros presentes en el acto. Una cosa fue llevando a la otra y los caminos desembocaron en Carlos S. Fayt, el Ministro de 97 años que no concurrió a ese acuerdo (y a varios otros, parece). Ello bastó para encender el fuego de la gran pregunta latente: ¿puede la Corte funcionar con 4 miembros, de los cuales 1 es nonagenario? Gran discusión política, pedidos de que Fayt sea examinado, apariciones grabadas en programas de radio, un gran, pero gran embrollo. ¿Cómo se solucionó todo? El dia que Carlos Santiago Fayt salió de su casa, enfiló para el Palacio de Tribunales y, con toda naturalidad, estampó su firma en la Acordada 15/2015 que le da el espaldarazo a la anterior (Saneamiento acordado)
e.- Dentro de pocos días, el 1 de agosto, entra en vigencia el nuevo Código Civil y Comercial. Si bien ese «momento» queda fuera del arco temporal que estamos considerando aquí, la Corte Suprema puso varios granitos de arena para que ese horizonte sea posible. A través de una prédica constante de su Presidente y Vice-Presidenta, ambos miembros de la Comisión Redactora (Lorenzetti sobre el Nuevo Código Civil y Comercial), la Corte fue empujando el proceso de implementación. Varias veces nos preguntamos en calidad de qué lo hacía (¿Cuál es la política de la CS para la implementación de los nuevos códigos?) pero nunca pudimos respondernos (¿Quiénes somos nosotros?). Sin que ello le llamara la atención a nadie más que a TSLC, Lorenzetti y Highton fueron hilvanando actos y momentos que encaminaron lo que será uno de los grandes momentos jurídicos de la década (los pesimistas dirán «del año», los optimistas, «del siglo»).
Foto: char1iej / Foter / CC BY-NC-ND