Hace poco más de seis meses, en marzo de este año, comenzábamos la aventura de editar un blog sobre nuestra Corte Suprema. Casi al mismo tiempo, como esas películas que narran historias paralelas que sabemos que algún día llegarán a cruzarse, Saúl López Noriega, profesor del ITAM mexicano, ponía en marcha un blog sobre la Suprema Corte de Justicia de México. Lo tituló El Juego de la Suprema Corte y constituye, al igual que nuestro Todo sobre la Corte, un intento de usar nuevos instrumentos de comunicación para lograr un objetivo concreto: darle a la actividad de los Tribunales Supremos la relevancia que tienen en la vida pública de nuestros países. Los medios para lograrlo, así como los logros conseguidos y las dificultades encontradas, son algunas de las cuestiones de las que hablamos con Sául en este intercambio.
Saúl López Noriega. Desde hace varios años, en cada período de sesiones, nuestra Suprema Corte tiene una abultada y diversa agenda de asuntos a resolver que impactan de manera significativa en la esfera política, social y económica del país. Hoy en día, es indudable la enorme relevancia de nuestra Corte como actor institucional. En este sentido, la apertura del blog El Juego de la Suprema Corte respondió a una obvia y apremiante necesidad: tratar de colocar los temas judiciales en el centro de la opinión pública. Lo cual implica un reto no menor: traducir el abigarrado lenguaje de los jueces a uno mucho más accesible, pues no hay que olvidar que uno de los motivos principales por el cual, a pesar de su relevancia, la información judicial sigue siendo marginal en la rutina informativa, son los licenciadismos que utilizan jueces, magistrados y ministros al momento de redactar sus sentencias. Pero esto nos lleva al obstáculo mayor de este proyecto: conseguir buenos traductores. En efecto, una de las tareas más difíciles del día a día del blog ha sido encontrar académicos o periodistas que tengan la capacidad de cumplir de manera correcta con esta función de traducción. Es decir, que entiendan bien los diversos temas que giran alrededor de la actividad jurisdiccional y, al mismo tiempo, cuenten con la habilidad para explicarlos de manera sencilla. Tal pareciese que el problema del lenguaje no es propio del mundo judicial, peor aún: se trata de un vicio inherente al gremio profesional de los abogados. Lo cual representa retos mucho más complejos, cuyas soluciones implican cambios mucho más profundos.
Valentín Thury Cornejo. Sin duda que la traducción de lo que dice la Corte Suprema, como condición para la formación de una esfera pública es sumamente relevante. En ese sentido, la motivación para comenzar con nuestro blog Todo sobre la Corte fue tomar conciencia, por una parte, de la importancia fundamental que la actividad de la Corte Suprema tiene en la construcción institucional de nuestro país y, por otra, que no hay una adecuada cobertura, ni periodística ni académica, de lo que ella produce. Ello nos condujo a tratar de ir llenando ese vacío, creando un ámbito de discusión donde podamos ir evaluando lo que nuestra Corte Suprema hace. Desde una perspectiva plural, entonces, tratamos de comenzar a formar un espacio donde, sin compromisos laborales, ideológicos o académicos, profundicemos en el análisis de la actividad del Tribunal. Este punto es particularmente importante en nuestro contexto porque en Argentina es muy raro encontrar académicos del Derecho que no accionen también en los tribunales. Este doble sombrero que llevan hace que muchas veces las críticas y discusiones se morigeren ante la eventualidad de luego tener que actuar ante el Tribunal que se criticó. Nosotros tratamos de mantener a rajatabla nuestra independencia, en el entendimiento de que la crítica -independientemente de su aceptación o tino- contribuye a mejorar el funcionamiento de la Corte. Creemos que hay dos características de nuestro blog que contribuyen a brindar una mirada nueva sobre el Tribunal. El primero es un estilo más desacartonado que el habitual en los medios académicos, que es más atractivo para la lectura y, al mismo tiempo, ayuda a la desmitificación del Tribunal. El segundo es el seguimiento cotidiano de la actividad de la Corte en varios aspectos diferentes (sentencias, reglamentos, presupuesto, comunicación, etc.), que contribuye a tener una mirada más complexiva de su actividad, no ya como un Tribunal que habla a veces y luego calla, sino como una organización que tiene una actividad continua y que se define a través de ella.
Saúl López Noriega. Otro problema que enfrenta la opinión pública al momento de seguir la labor de la Suprema Corte es fruto precisamente del procedimiento de decisión de nuestra Corte. Contrario a lo que sucede en otros tribunales constitucionales, aquí tenemos una metodología un tanto particular. A grandes rasgos, lo que sucede es que un ministro presenta ante sus colegas un proyecto de resolución de un determinado asunto, el cual se discute de manera pública y mediática. Las sesiones se prologan hasta que los ministros consideren que ha sido suficientemente discutido y, entonces, proceden a votar los diversos aspectos del asunto. En ese momento, tenemos una decisión: la norma jurídica sentencia. Sin embargo, falta el texto integro de la resolución donde se expliquen los razonamientos que apuntalan precisamente la decisión de la Corte. Y, para ello, es necesario esperar que el ministro que presentó el proyecto de resolución elabore este texto, donde los argumentos de la mayoría se acompañaran, en su caso, de los votos concurrentes y particulares. Después vendrán, y sólo en caso de que cumplan con los correspondientes requisitos, los criterios jurisprudenciales que obligan a todos los órganos jurisdiccionales del país. Una aclaración: para la confección y publicación tanto del texto integro de la sentencia como de la jurisprudencia, no existe un período determinado al cual tengan que ceñirse los ministros. En ocasiones son dos o tres meses, pero también se puede llegar a prolongar por más de ocho. Ahora bien, ¿qué problema implica en términos de cobertura este procedimiento de decisión? Lo que sucede es que la opinión pública, debido en buena medida a su característico dinamismo e interés por lo inmediato, sólo le presta atención a las discusiones entre los ministros que se transmiten por el Canal Judicial de nuestra Corte, olvidándose después de los argumentos finales del texto de las sentencias, los votos especiales y la jurisprudencia. Esto significa que el incipiente aprendizaje de nuestra opinión pública sobre cobertura informativa de nuestra Suprema Corte tiene un error de raíz no menor: se deja a un lado la información jurisdiccional más relevante de una corte constitucional (sentencia, votos especiales y jurisprudencia), para darle prioridad a las discusiones de los ministros que en no pocas ocasiones están marcadas por el interés de ciertos ministros de destacar en términos periodísticos y mediáticos.
Valentín Thury Cornejo. La Corte Suprema argentina, desde su renovación en el período 2003/2005, ha hecho grandes esfuerzos por conectarse con la sociedad civil, fundamentalmente a través de la prensa. Esta política comunicativa hizo que los jueces salieran de su tradicional hermetismo y brindaran mayor información a los medios, dieran reportajes, crearan la agencia de noticias del Poder Judicial y, sobre todo, pusieran a disposición del público, en su sitio web, el texto completo de todas las sentencias que dictan. Todo muy bonito, pero las transformaciones sociales y culturales son lentas. Ergo, hay mayor cobertura periodística de lo que hace la Corte pero aún no hay mayor profundidad de análisis, además de que a los medios les cuesta salir de la dinámica de espectacularidad y confrontación que caracteriza la crónica de la vida política. Nuestro blog intenta aportar un enfoque que complemente el tratamiento periodístico, creando las bases para una discusión sustancial sobre su actuación. Lo que podría llamarse crear un nivel “meso” que conecte la crónica diaria (nivel micro) con la construcción institucional de largo plazo (nivel macro). Nuestra Corte no es un Tribunal Constitucional puro y duro, sino que tiene una jurisdicción muy amplia, por lo que termina emitiendo entre 12,000 y 15,000 sentencias por año. De éstas, como es de suponer, los medios comunican una ínfima parte, generalmente la sugerida por la selección que hace la misma Corte a través de sus comunicados de prensa. En Todo sobre la Corte intentamos separar el trigo de la cizaña, yendo más allá (en cantidad y profundidad de análisis) de lo que recogen los medios de comunicación pero sin caer en la tarea imposible de cubrir todas sus sentencias. Asimismo, nos ocupamos de cubrir los puntos ciegos de los medios: las cuestiones estructurales que no trascienden en hechos notables pero que conforman el modo de actuar de la institución como tal (modo de administración, relaciones internas entre los miembros, etc.)
Saúl López Noriega. Algo bastante similar ha sucedido en los últimos lustros en nuestro país: la Suprema Corte ha impulsado significativas políticas de transparencia encaminadas a lograr una mejor difusión de su desempeño, mientras que los medios de comunicación se han interesado cada vez más por las sentencias de nuestra máxima autoridad jurisdiccional. Sin embargo, y a pesar de haberse obtenido logros palpables al respecto, estos esfuerzos han sido insuficientes. Por un lado, la Corte no ha logrado definir una estrategia de comunicación social lo suficientemente ágil e inteligente para que la información que genera llegue a un mayor número de destinatarios y para que el entendimiento de esta información sea cada vez más complejo y profundo. Por el otro, los medios no han logrado tampoco presentarle al público una realidad jurisdiccional mucho más compleja, donde se explica con precisión la madeja de aspectos que intervienen en cada decisión jurisdiccional. Hoy en día la lectura de los medios de comunicación del desempeño de la Suprema Corte sigue siendo bastante superficial y simplista. Esto ha orillado a que El Juego de la Suprema Corte en vez de ser un espacio enteramente dedicado a la discusión de sentencias, tenga también como otro objetivo prioritario coadyuvar a una cultura judicial. En este sentido, por ejemplo, hace algunos meses abrimos la sección Tumbaburros, cuyo objetivo es explicar de manera sencilla vocablos o expresiones jurídicas indispensables para entender la actuación de nuestra Corte. Al paso del tiempo esperamos tener un glosario de términos jurídicos, cuyas definiciones estén redactas de manera accesible. Asimismo, aprovechando el proceso de designación del presidente de la Corte en enero de 2011, abrimos una encuesta donde los lectores pueden revisar una breve biografía de los ministros y votar por quién ellos consideren que debe ser el nuevo presidente de la Suprema Corte. Este ejercicio, más allá del resultado final de la encuesta, lo planeamos con un propósito muy simple pero indispensable: que los lectores conozcan a los ministros, revisen su trayectoria profesional y empiecen a preguntarse cuáles son los criterios para evaluar a un ministro. Esto significa que el poco conocimiento respecto la Suprema Corte, al grado de no saber quiénes son los ministros, exige que el blog busque cumplir hasta cierto punto una función pedagógica de estos y otros aspectos que giran alrededor de la función jurisdiccional.
Valentín Thury Cornejo. Me parece fantástica la iniciativa del Tumbaburros, así como la encuesta sobre la Presidencia de la Corte. En nuestro caso, muchos de esos proyectos están todavía en carpeta porque nos resulta difìcil contar con los recursos de tiempo y de personal para llevarlos a cabo. Por ejemplo, tenemos la idea de ir descubriendo personas y divisiones de la Corte que no salen a la luz pública (o lo hacen de modo muy discreto) y que nos cuenten el modo en que desarrollan sus tareas. Este trabajo de índole periodística sería muy ilustrativo para dar a conocer el “detrás de la escena” cortesano. Otro proyecto es el de poder dar cuenta, de manera metódica, de lo que los medios periodísticos y jurídicos dicen de las acciones de la Corte y sistematizar esa información. Lo hemos hecho muchas veces a lo largo de los posts, pero nos gustaría regularizar la entrega. Hasta ahora, nuestra ocupación central ha sido el comentario a las sentencias del Tribunal, que son muchas y requieren un trabajo arduo. Entrelazado a ello hemos incorporado análisis de otras cortes supremas del mundo y literatura política-sociológica sobre tribunales, así como aspectos organizativos de la Corte Suprema y análisis de sus políticas estratégicas (v.gr: comunicacionales). Es un rumbo que queremos profundizar, pero se hace difícil hacerlo “a pulmón”, es decir, sin financiamiento y con el trabajo gratuito de mucha gente que lo hace de modo vocacional, pero que tiene otras ocupaciones que atender. Podríamos decir que este primer período de nuestro blog ha estado caracterizado por la búsqueda de un perfil propio en el análisis de la actividad de la Corte Suprema y el resultado viene siendo satisfactorio. En el escenario de futuro, veo el camino hacia una mayor profesionalización de la actividad. Sin perder ni el entusiasmo ni el espíritu inicial, lograr convocar a nuevos integrantes y conseguir fuentes de financiamiento con las cuales desarrollar algunos de los proyectos mencionados.