Probablemente la mayoría de los que leen este blog sean gente de derecho, todavía no lo sabemos. Espero que también haya mucho periodista, y académicos de ambos bandos (¿o bandas… :)). Como periodista interesada en los temas de justicia, en la cobertura que hacen los medios, en que el ciudadano comprenda más sobre temas de justicia, mi interés es analizar –y ojalá debatir- la cobertura que hacen los medios de temas de judiciales, especialmente sobre la Corte Suprema. También espero que podamos abordar el cómo la Corte hace malabarismos a través de los medios para llegar a la opinión pública y a los otros poderes. Para empezar, entonces, abordemos un par de premisas que tomaremos en cuenta para realizar este camino.
- En nuestro país los medios forman parte del sistema de justicia, especialmente de la justicia penal; los periodistas se han convertido en partícipes de los procesos judiciales. Creo que los cortesanos han asumido que son fundamentales para comunicar a la Corte y sus andares, aunque a veces pareciera que caminen a los tumbos en los medios. Pero todo bien! eso es mejor que nada o a lo que teníamos antes.
- La noticia nació para servir al ciudadano, y terminó sirviendo al poder. Tal vez esto no sea tan taxativo, ni simple, pero ya no nos podemos imaginar a la Presidenta o a los mismos jueces de la Corte Suprema sin los medios, quienes a su vez, tienen más poder que nunca, o sirven al poder (léase “sus intereses”) con un descaro pocas veces visto. Los periodistas, como profesionales individuales estamos en una verdadera encrucijada, tratando de redefinirnos en este mapa, de defender nuestro profesionalismo e independencia –incluso de los propios medios en los que estamos, claro está- y sobre todo, de separar la paja del trigo, entre periodistas y presentadores, animadores, propaganderos, y demás disfraces parecidos. Un debate fuerte por estos días al interior de Fopea, afortunadamente…
- En este triángulo justicia / otros poderes / sociedad, los medios de comunicación y los periodistas son los principales garantes del cumplimiento del principio de publicidad de los actos de gobierno, hagan bien su tarea, más o menos, o de manera claramente pésima. La publicidad de las actuaciones judiciales es la garantía para que los ciudadanos puedan ejercer el control de la justicia. Y esto no es sólo para abonar al creciente reclamo de transparencia y acceso a la información pública por parte de la sociedad civil y de muchos periodistas, ya lo decía el Marqués de Mirabeau en su discurso en la Asamblea Nacional francesa en el siglo XVIII: “dadme el juez que queráis, parcial, o corrompido, mi enemigo mismo si queréis, poco me importa, con tal de que nada pueda hacer sino en presencia del público”.
Definimos entonces los tres ejes de lo que queremos hacer en este espacio: reconociendo que los medios forman parte del sistema de justicia, buscar un lugar distante a ambos para ver qué pasa entre ellos. Esto que pasa entre ellos es sustancialmente un juego de poder, tal vez alcancemos a distinguir qué se pone en juego cuando uno habla del otro, o de otros, o lo usa para expresar algo más allá de la coyuntura noticiosa. Pero fundamentalmente nuestra búsqueda será que el ciudadano acceda a información judicial, pero a sabiendas de cómo la recibe, quién la ofrece y por qué sale a la luz.